domingo, 18 de noviembre de 2012

Si mi abuela levantara la cabeza

Author=Tamorlan
Ultramarinos en el centro de Madrid
Si mi abuela levantara la cabeza seguramente quedaría estupefacta al comprobar lo mucho que ha cambiado la forma en que compramos hoy en día.

Para ella y para muchas otras personas de su época, no hace tantos años, eso de "ir a comprar" pasaba por ir al mercado o a una de aquellas entrañables "tiendas de la esquina" que llamábamos Ultramarinos o colmado y en la que nos recibían con nuestro nombre, porque nos conocían.

Por si no los habéis conocido, eran un tipo de comercios al por menor que vendían todo tipo de productos de primera necesidad, en un reducido espacio y cuyo origen era la venta de artículos venidos de ultramar, de las "Américas".

En mi opinión, uno de los aspectos mas notables de esos pequeños espacios, era que tenían el privilegio de ser el centro de una rica vida social y cultural pues en los pueblos, barriadas, lugares de paso o pequeñas comunidades en los que se ubicaban, disfrutaban de las tiendas de ultramarinos, no solo porque podían entrar a comprar y encontrar casi de todo, sino porque, además de las compras, los usuarios se solían reunir allí para charlar, intercambiar opiniones y noticias varias, buscar y encontrar empleo, relacionarse con amigos y vecinos ...

Cuando echamos la vista atrás y contemplamos con perspectiva la evolución del comercio en los últimos años, podemos ver que han cambiado algunos aspectos muy importantes como su tamaño y oferta, la forma de gestionarlos, incluso el hecho de que no sean comercios reales sino virtuales. No obstante, está muy claro que aun con todos esos cambios tan fundamentales, en la base de toda actividad comercial encontramos la vida de la Comunidad - con mayúscula - en la que se sustenta. El alma del comercio, grande o pequeño, se sigue nutriendo en ella, está integrada en su conversación, en la opinión, en la confianza que provoca la recomendación de un amigo y, en suma, en lo que afecta a esa Comunidad y a sus integrantes.

¡Cómo para olvidarse de ello vamos!